Ermita del Zoque

Con este nombre se designa la ermita situada a casi 1.600 m. de altitud, justo en el punto donde el camino alcanza la explanada del Puerto. Aquí termina la escabrosa y prolongada ascensión y la verticalidad se transforma en extensa planicie. La roca y las piedras del camino se truecan en suave alfombra de césped. El cielo está más cerca. Es la recompensa a nuestro esfuerzo. Pese a la dura escalada, de pronto nos sorprendemos rodeados de altas cumbres: las Tres Sorores, presididas por Monte Perdido (3.355 m) al norte, O Tozal de Guara (2.077) al sur; Collarada (2.886), San Juan de la Peña y Uruel por occidente, Peña Canziás (1.928) por oriente. Si todo el trayecto de ascensión ha sido un progresivo proceso de inmersión, -en el bosque, en la roca, bajo el agua-, que culmina en el interior sombrío de cada cueva, cuando por fin alcanzamos la ermita de O Zoque, nuestro espíritu siente el alivio de un horizonte desbordante. Es un salir de la oscuridad a la luz, de la estrechez de la cueva, de los precipicios del camino al espacio amplio, abierto y luminoso. En frente se alzan las cumbres majestuosas del Pirineo como un retablo gigante del que destaca por su inmediatez el gran pedestal cónico de Auturía (1.921 m). A sus pies, en el centro de la extensa llanura, se halla nuestra meta. Allí nos espera el santuario de Santa Orosia, levantado junto a la fuente.

El emplazamiento de tampoco es fruto de la casualidad. Esta ermita es el lazo de unión visual entre nuestro punto de partida, la iglesia parroquial de Yebra, guardiana de la Reliquia, y el objetivo final al que nos conduce la ruta de las ermitas: el templo del Puerto, junto a la fuente, escenario del martirio. Desde el Zoque se divisan ambas iglesias. Sus lonjas de entrada y los ojos de sus torres con sus campanas mayores miran hacia O Zoque d’a Cruz d’o Puerto. Superando la distancia, los zinglos y precipicios que los separan, este Zoque se convierte en un vínculo que entrelaza ambos recintos sagrados principales.